Los ligamentos están compuestos de tejido conectivo fibroso y proporcionan estabilidad al esqueleto al conectar un hueso con otro. Mantienen las articulaciones en su lugar, evitando dislocaciones o lesiones y permitiendo movimientos como giros, saltos o movimientos laterales. La articulación de la rodilla es un ejemplo de conexiones fuertes de ligamentos. Tener buenos ligamentos es esencial para practicar actividad deportiva saludable sin problemas y llevar una vida normal.
Las lesiones de grado leve pueden sanar mediante un tratamiento no quirúrgico, como una combinación de inmovilización, fisioterapia, terapia de calor o medicación. La recuperación puede llevar de semanas a meses. Las lesiones graves o rupturas completas de ligamentos requieren cirugía para restaurar una articulación natural: la reconstrucción o el refuerzo es necesario, y durante la cirugía se puede utilizar un autoinjerto, un aloinjerto o un ligamento sintético. La cirugía es obligatoria para restaurar una articulación funcional, reducir el dolor, restablecer la circulación, prevenir la artritis y fortalecer el área circundante para apoyar el tejido. La elección del tratamiento dependerá de factores como su edad, su nivel de actividad y la gravedad de su lesión y será recomendada por su cirujano ortopédico. Las roturas de cualquier grado requieren cuidado atento. Si sospecha una ruptura de ligamento, solicite consejo médico.
Cuando se aplica un movimiento extremo a una articulación, como un giro, una caída u otro evento de alto impacto, el ligamento puede dañarse o desgarrarse por completo. Un ligamento dañado resulta en inestabilidad articular, rendimiento articular reducido y un alto riesgo de desarrollar osteoartritis o cambios degenerativos. Las personas con ligamentos dañados sienten dolor, hinchazón y malestar. Las actividades de la vida diaria y profesional pueden verse gravemente limitadas por estos accidentes.
Cuando se aplica un movimiento extremo a una articulación, como un giro, una caída u otro evento de alto impacto, el ligamento puede dañarse o desgarrarse por completo. Un ligamento dañado resulta en inestabilidad articular, rendimiento articular reducido y un alto riesgo de desarrollar osteoartritis o cambios degenerativos. Las personas con ligamentos dañados sienten dolor, hinchazón y malestar. Las actividades de la vida diaria y profesional pueden verse gravemente limitadas por estos accidentes.
Excelentes resultados.
La articulación acromioclavicular (ACJ) es una estructura fundamental para la estabilidad de la clavícula y de la escápula. Dos ligamentos fuertes garantizan su solidez: los ligamentos conoideo y trapezoideo. El ligamento acromioclavicular refuerza la cápsula articular. La lesión de la articulación acromioclavicular ocurre al caer de lado sobre el hombro, algo común en ciclistas o en actividades de contacto fuerte como el rugby.
Como resultado de una caída o colisión, la articulación acromioclavicular y la estructura circundante pueden dañarse. La escápula es forzada hacia abajo y la clavícula sobresale. Los síntomas incluyen dolor, limitación de movimiento en el hombro, hinchazón, moretones o sensibilidad en la parte superior del hombro.
En caso de una dislocación o lesión grave de la ACJ, la reparación del ligamento se realiza bajo anestesia general. Para estabilizar la clavícula, el LARS se coloca alrededor de la clavícula y el proceso coracoides de la escápula. Después de restaurar la relación entre la clavícula y la escápula, el ligamento LARS pasa a través de ambos huesos, proporcionando gran estabilidad; como un lazo, envuelve ambas estructuras óseas, restaurando la anatomía. El nuevo ligamento se estabiliza con dos tornillos. El procedimiento dejará una pequeña cicatriz de 5 cm a lo largo de la parte superior del hombro.
Excelentes resultados.
La articulación de la rodilla está estabilizada por cuatro ligamentos: los ligamentos cruzados anterior y posterior (ACL y PCL), el ligamento colateral medial (MCL) y el colateral lateral (LCL). Las lesiones del ACL y del PCL son las lesiones deportivas más comunes, especialmente en el esquí, baloncesto, fútbol, así como en el hockey y todos los deportes de contacto. Sin los ligamentos cruzados, la calidad de tu rodilla disminuye.
El ACL controla la rotación y el movimiento hacia adelante de la tibia, mientras que el PCL controla su movimiento hacia atrás. Cuando uno de estos ligamentos se lesiona, las personas no podrán saltar y aterrizar sobre la rodilla, acelerar, cambiar de dirección o pivotar rápidamente sobre la rodilla. Al ser más pequeño y débil que el PCL, el ACL es más propenso a sufrir un desgarro completo. Un ligamento dañado provoca inestabilidad en la articulación, disminución del rendimiento articular y un alto riesgo de desarrollar osteoartritis o cambios degenerativos. La reconstrucción de los ligamentos cruzados es esencial para el retorno a una vida activa.
Excelentes resultados.
Los ligamentos del tobillo se encuentran en todo el pie, el tobillo y la parte inferior de la pierna. Son cortos y muy fuertes y están compuestos por tres complejos principales de ligamentos. El complejo de ligamentos laterales es el más propenso a lesionarse (esguince lateral de tobillo). Estas lesiones son comunes en deportes como el fútbol o el atletismo, pero también pueden ocurrir en caídas simples durante la vida cotidiana.
La mayoría de las lesiones de ligamentos del tobillo ocurren cuando el pie gira hacia adentro. Los síntomas incluyen dolor e hinchazón, y los esguinces recurrentes reducen la capacidad del ligamento para sanar correctamente, lo que resulta en una inestabilidad crónica del tobillo.
Se realiza una incisión en la piel de 4 a 5 cm de largo. Se perfora un túnel vertical desde la punta del maléolo que emerge desde el peroné. A través de una micro-incisión en la piel, ubicada 2 a 3 cm por encima de la primera incisión, se perfora un segundo túnel. El LARS se introduce en el túnel y se fija con un tornillo. La sutura se realiza con hilos reabsorbibles.
La tasa de revisión (debido a re-ruptura) de ligamentos LARS a 32 años es del 2.6%. La tasa de revisión de autoinjertos es del 10% y de aloinjertos del 15%.
La recuperación postoperatoria puede ser más rápida con el LARS, en algunos casos de 3 a 4 meses, en comparación a 6 a 9 meses (inclusive un año) cuando se usan autoinjertos y aloinjertos.
Siempre existe riesgo de reacción inflamatoria al introducir un material sintético en el cuerpo. Sin embargo, los estudios indican que la tasa de reacción inflamatoria es menor al 1%.
No es necesario obtener ningún tejido adicional cuando se usan ligamentos LARS. Esto implica un menor tiempo al realizar la cirugía, así como un menor tiempo de recuperación postoperatoria.
LARS se encuentra en la mayoría de los hospitales y clínicas privadas del país. Contáctenos y hable con su cirujano para obtener mayor información.
LARS no es adecuado en pacientes en crecimiento, o en aquellos pacientes que tienen lesiones articulares crónicas. Sin embargo, siempre debe consultar con su cirujano sobre la utilización de ligamentos LARS.
En casos agudos de lesiones ligamentarias en articulaciones, en pacientes jóvenes y activos, y en atletas profesionales.
Existen más de 50 publicaciones científicas a nivel mundial que respaldan el uso de LARS.
Sí, el tratamiento tiene cobertura médica con las compañías de seguros en el país.